Acochinarse en tablas

O cobardear en tablas, que dice el locutor más dicharachero de la radio de los obispos. Y lo dice de Rajoy después de que Esperanza Aguirre en un sólo día dijera una cosa y su contraria.

¡Cómo mola el lenguaje taurino!

Conste que soy de las que no gusta escuchar insensateces de buena mañana y si pudiera, el euro de pedrojeta, lo gastaría en chicle, porque no compensa pagar por las dos páginas que leo de la edición regional. Son malos aprendices de su lider, el que gusta de vestir lencería roja, y se les ve de lejos cuáles son sus objetivos. Casi casi como esos toreros que tramposamente manchan la taleguilla con la sangre del puyazo para hacernos creer que se arriman mientras su brazo se convierte en un gadget-obrazo.

Pero me estoy divirtiendo, lo reconozco. La derecha española está recibiendo ración y media de su propia medicina, crispación pero interna, porque como ya decía en otro post, la caja de Pandora no tiene capacidad para volver a su ser como si no hubiera pasado nada.

Unos confunden a los cabestros con los toros bravos pero mansos. Rajoy recibe a porta gallola en Elche mientras otros dicen que se acochina en tablas cuando vuelve a Madrid. Y Esperanza... Esperanza no sabe si abrir la puerta de toriles para volver dentro, seguir escarbando en la puerta del burladero o entrar al engaño que le ponen delante los que derrotan por la derecha extrema. Quedan dos meses de feria.