domingo, 18 de octubre de 2009

Un pie en cada lado

Al final del PP participó en la manifestación antiabortista del 17 de octubre en Madrid. No querían "politizarla" pero destacados dirigentes peperos se hicieron presentes y visibles, como Cospedal, su secretaria general.

Es decir, optan por poner un pie en cada lado de la orilla. No se sabe si por voluntad propia pero parece más razonable pensar que lo han hecho por las presiones de una parte de su electorado, la del fundamentalismo religioso y la extrema derecha.

De nuevo, una pena la elección. Los gobiernos europeos de la derecha civilizada disponen de una legislación sobre la interrupción voluntaria del embarazo hace tiempo a la que ahora se incorpora España. Una legislación más segura que la española que, por otra parte, también es más permisiva dado el sistema supuestos, frente al mejor control que permite el establecimiento de plazos.

Pero la derecha española se debe a su público, al que más grita desde los altares de las iglesias, que no es todo su público, solo el que tiene un megáfono más potente.

Una pena que Cospedal, una mujer que pretendía arrojar una imagen de modernidad a esta derecha nuestra tan carca, la haya cagado de forma tan contundente con un par de gestos en los últimos tres meses. Primero agitando la cornamenta desde una playa contra la policía, la justicia y el gobierno, en la gran conspiración contra el PP, y ahora entre pro-vidas con el pobre argumento de que no hay demanda social para reformar la obsoleta regulación del aborto en España.

Sin rumbo, sin norte, a la defensiva, acosados por los escándalos de corrupción a los que no han sabido dar respuesta socialmente aceptable en la creencia de que no les pasará factura. Una apuesta muy arriesgada, tanto como lo fue mentir sobre el 11-M, el discurso demagógico de "España se rompe" o el mezquino "ZP es ETA". Ahora se les nota que quieren pasar un poco de puntillas sobre asuntos como la reforma del aborto o "el blindaje" del concierto vasco. Tener un pie en cada orilla para resolver sus contradicciones internas.

Un poco de silencio en algunas cuestiones, de bajar el tono en otras, y dedicación para recomponer un partido digno de ser el primer partido de la oposición, no les vendría nada mal. En Cantabria, tres cuartos de lo mismo.


La desaparición de las luciérnagas. Sobre P.P. Pasolini.