Fui a Oriente y volví. Me ha dado tiempo a todo. He completado la 'trilogía del deseo' de Wong Kar-Wai con el visionado de Días salvajes (1991). Comparte algunas cosas con Deseando amar y 2046 como son los boleros, por ejemplo, o la relación traumática del protagonista con las mujeres. Sin embargo, no resulta igual de sorprendente tanto en lo visual como en la narrativa de la historia.
Casa del Pueblo de La Arboleda (Vizcaya), fundada en 1888
Volví para ver el miedo de una sociedad reflejado en Todos estamos invitados, la última y elogiada, por necesaria, película de Manuel Gutiérrez Aragón, ese hombre que defiende el consumo masivo de cine, máxima de la que soy fiel seguidora. Después de ver esta pelicula la reflexión que surge es sobre el miedo en el País Vasco, que no parece que sea tan libre como se dice, es más, pudiera pensarse que la frase 'el miedo es libre' no sirve allí, incluso hace incompatible en la misma frase las palabras miedo y libertad.
El segundo atentado contra una sede socialista en tres días hace que realidad y ficción se entremezclen. Herencia de otros tiempos ya lejanos, la Casa del Pueblo sigue siendo la sede de los socialistas. Suelen ser espacios que se comparten con una barra de bar que sirve para ayudar a financiar la sede, antiguamente centro social de reunión.
La historia de esas casas del pueblo no puede ser más romántica, sin embargo hoy son anácronicos bares, vacios por el miedo. Seguramente, en este caso, la palabra que mejor combina con el miedo es el silencio. Pero para callarnos habría que cortarnos la lengua o poner una mordaza a tanta gente, que no sería posible.
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