domingo, 25 de mayo de 2008

Eurovisión

Lo vi, si. No es que contara con toda mi atención ya que la compartía con Tokio blues de Murakami a quien prácticamente dediqué todo el día.

Hacía más de 20 años que no seguía un Festival de Eurovisión. Anoche viví una experiencia de regresión a los tiempos en que jugaba con mis hermanas, libreta y lapicero en ristre, a ver quién ganaba el concurso.

No daba crédito a lo que estaba viendo mientras recordaba los sesudos análisis sobre las opciones al ridículo de Rodolfo Chikilicuatre. ¿No habían visto a los que van de piratas con una cancioncilla muy pegadiza? O a esos otros cantando en falsete mientras portaban a la espalda unas enormes alas blancas? El representante francés me recordó otra imagen grabada a fuego de la adolescencia, creo que era un israelí que tocaba el piano mientras cantaba una anodina canción titulada precisamente Eurovisión a la vez que sacaba de los bolsillos de su chaqueta puñados de confeti que tiraba al aire.

No creo que el Chiqui-chiqui desentonara en absoluto. El puesto ha sido digno. No me esperen a la próxima convocatoria, tendrán que pasar otros 20 años.

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La desaparición de las luciérnagas. Sobre P.P. Pasolini.