martes, 20 de mayo de 2008

Conflicto y consenso

Hace escasas fechas escuchaba en la radio una entrevista a un dirigente político socialista en la que ante una pregunta sobre la dureza de la confrontación y el conflicto parlamentario que tan mala imagen, a juicio del entrevistador, ofrece de los políticos a la sociedad, éste argumentaba que en democracia es saludable la confrontación verbal porque precisamente el parlamentarismo representante de la soberanía popular tenía como función la contraposición de proyectos políticos diferenciados, aludiendo a que antiguamente esa confrontación o conflicto entre formas de ver la vida se resolvía por la vía de la violencia y la confrontación civil, por lo tanto, la dureza o virulencia del debate dialéctico no tiene porqué ser algo negativo.

Dice la wikipedia que "el conflicto designa al conjunto de dos o más hipotéticas situaciones excluyentes, es decir, que no pueden darse simultáneamente". Todos los teóricos están de acuerdo en que el conflicto tiene una función positiva en términos de innovación y cambio siempre que se mantenga el control sobre su potencialidad destructiva o desintegradora, que también puede tener. Sin embargo, el conflicto tiene 'mala prensa' en nuestro entorno, seguramente por la idea utópica de una sociedad sin conflictos, felizmente superada. No hay que tener miedo de los conflictos sino cintura para resolverlos de la forma más positiva.

En cuanto al consenso, como diría una amiga, 'está sobrevalorado'. Yo creo que más bien es un concepto un tanto pervertido porque se ha convertido en una maraña de acuerdos, pactos, arreglos y componendas que provocan la desconfianza de la ciudadanía y generan ideas como que da igual PP o PSOE, por poner un ejemplo claro. Con toda seguridad, es necesario, como el conflicto, pero bien entendido, por ejemplo como lo entendía Jean Monet que venía a decir algo así como que es la capacidad, ante un problema, de ponerse todos en el mismo lado de la mesa mientras el problema se pone en el otro lado para abordarlo conjuntamente. Sin embargo y fruto de las perversiones de su uso, nos encontramos con que en realidad muchos entienden el consenso como 'esta es mi propuesta y que el resto se sume a ella' o que termine prevaleciendo la facultad de alguna de las partes para decir 'no' y así bloquear la resolución del asunto o dicho de otra forma, bloquear el cambio.

Bajo mi humilde punto de vista, el pasado y el presente (con opciones de futuro) son situaciones que no pueden darse simultáneamente. Igual que abierto y cerrado

Blanco apela al consenso de cara al futuro congreso del PSC-PSOE

No hay comentarios:

La desaparición de las luciérnagas. Sobre P.P. Pasolini.