jueves, 29 de mayo de 2008

Creatividad

Hay que ver para cuantas cosas da la red de redes. Un hombre sortea su piso por no poder pagarlo y a los cinco minutos ya está la administración buscando tres pies al gato para evitar que un ciudadano escape a través del ingenio de las garras de los banqueros.

Otro hombre, enfermo y sometido a las mil vueltas que hay que dar en los aeropuertos en relación a lo que puedes llevar en tu equipaje de mano, los líquidos y todas esas cosas. ¿Quién no se ha visto afectado en cualquier aeropuerto por un ritual arbitrario como ese? En el mismo aeropuerto, unas veces me hacen sacar el portatil y otras no; unos días te tienes que descalzar y otros no (pobrecitas las del tacón de cuña, menos mal que la moda de las manoletinas impedirá que sigan haciendonos pasar por el arco con esos patucos verdes de quirofano). En definitiva, arbitrariedades que han dado lugar a la creación de No sin zapatos para relatarlas y denunciarlas, aunque con escaso éxito, todo hay que decirlo.

Finalmente, una gente de Barcelona, protesta contra la ordenanza de circulación proponiendo 'aparcar' cualquier cosa, por ejemplo una nevera, al mobiliario urbano por el precio de la multa, 59 euros. ¿Dónde van a dejar sus bicicletas?

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La desaparición de las luciérnagas. Sobre P.P. Pasolini.