Sólo sabía de ella que había recibido la Palma de Oro en Cannes y que está nominada a mejor película extranjera en los próximos Oscar. También sabía que iba de una jóven que quería abortar en la Rumanía de Ceauçescu.
Es dura, muy dura. Comienza sin titulos de crédito que van al final, un final repentino en el que te informan del título de la película y de que forma parte de un proyecto más amplio titulado Relatos de la edad de oro, que según cuentan por la red es una historia subjetiva del comunismo en Rumanía contada mediante su leyenda urbana. El objetivo del proyecto es hablar de aquel periodo sin hacer referencias directas al comunismo, contando diferentes historias que enfoquen opciones personales en una era de infortunio en la que la gente tuvo que vivir como si fueran tiempos normales. Y esta película es la primera entrega de la serie.
La película prescinde de la música y de valoración moral sobre el aborto por eso es tan desgarradora, porque muestra cómo afrontan las jovenes el problema del aborto ilegal sin trucos visuales o sonoros que pudieran hacer perder el realismo de la situación.
En estos tiempos que corren y con la ofensiva antiabortista que vivimos en España, todavía me ha reforzado más la única idea que me viene a la cabeza cada vez que abro el periodico y leo alguna epístola de quienes nos quieren imponer que nuestro cuerpo solo sea una incubadora: NI UN PASO ATRÁS.
No se la pierdan en los cines Groucho de Santander.
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