martes, 23 de septiembre de 2008

Libros con silencios


En una entrevista con motivo de su libro No ficción, Vicente Verdú dice que un buen libro es el que te hace levantar la vista. Esto es lo que me está pasando a mi con Al fondo a la izquierda, Sugerencias para una transformación política, publicado allá por 1999 por la editorial Los libros de la catarata y escrito por Rafaél Manrique, Begoña Cacho y Carmen Ibáñez.

Se da la circunstancia, aunque él no lo recordaba, que fue la gestión de la presentación de este libro en Madrid a cargo de Cristina Almeida, el motivo para entrar en contacto por primera vez con Rafa, que a pesar de que en multitud de ocasiones me ha dicho que ser de izquierdas es vivir como tal, nunca me había recomendado la lectura de éste que reflexiona sobre la izquierda como forma de pensar y conjunto de actitudes, más allá de la política.

De Arquitecturas del deseo de José Antonio Marina me quedé con una frase que apunté en un papeluco: el poder se ejerce de dos formas: a través del premio y el castigo o bien, a través de la seducción de las palabras. También es un libro de silencios porque esta afirmación es de las que te mueve a levantar la cabeza y observar cómo funciona el ejercicio del poder a tu alrededor, aunque raramente logremos encontrar la lógica de lo que sucede ya que la seducción sólo se practica en determinados ámbitos desde un punto de vista frívolo.

Verdú defiende escribir en primera persona y hablar de lo que personalmente se conoce. La experiencia y la realidad, visión que también se aborda en Al fondo a la izquierda. Para ello defiende la liberación del exceso de ego a través de un proceso de desengaño porque mantenerlo le parece estúpido. A mi también me lo ha parecido siempre. Lo importante es saber quién manda, decía Humpty-Dumpty mientras Alicia reflexionaba y se preguntaba acerca de la importancia del tipo de significado que dar a las palabras.

Después de leer la entrevista que enlazo más arriba, buscaré los silencios que, a buen seguro, me proporcionará Verdú. Me siento responsable de todo lo que vivo y siento, y me gusta que sea así.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

“De Arquitecturas del deseo de José Antonio Marina me quedé con una frase que apunté en un papeluco: el poder se ejerce de dos formas: a través del premio y el castigo o bien, a través de la seducción de las palabras.”

Esta frase me ha hecho evocar a algunos de nuestros más insignes políticos, de los cuales no diré el nombre, por lo obvio que resultaría.

A Verdú lo considero un articulista más que aceptable, pero sólo me he leído un libro suyo. Eso sí, me encantó:
“El Fútbol. mitos,ritos y símbolos”. A pesar del título, no es un libro sobre fútbol, si no sobre la liturgia que lo rodea. Algunos capítulos de ejemplo:

- El presidente como gran falo
- Partidos nocturnos
- La adhesión tribal
- Demiurgia del árbitro
- Flamear de pañuelos

No te lo recomiendo: creo que le gustaría más a tu Mari que a ti ;)

Gema González Santos dijo...

A mi Verdú me encanta salvo cuando se pone en plan misógino, aunque estoy notando que con la edad se le va pasando. Tiene cosas estupendas sobre las ciudades, cómo se han ido configurando y las consecuencias que ello tiene para la ciudadanía. Ecología urbana creo que se podría llamar.
El fútbol hace mucho que dejó de ser sólo fútbol. Seguro que si me gustaba el libro ;-) También voy al campo de cuando en cuando.
Saludos

La desaparición de las luciérnagas. Sobre P.P. Pasolini.