Si no fuera porque desde que hace cinco años, cuando el PP perdió el gobierno de Cantabria, han estado construyendo desde el Ayuntamiento de Santander, su principal y más importante reducto opositor, un discurso de discriminación de la ciudad y de confrontación con el resto de administraciones, el desacuerdo que hoy manifiesta el alcalde con respecto a quiénes tienen que participar en el desarrollo del frente portuario de la ciudad tendría otros tintes muy diferentes.
Pero después de cinco años demostrando que tienen menos cintura que Marujita Díaz en lo que a habilidades sociales se refiere, entendiendo éstas por su incapacidad para las relaciones de colaboración con otras administraciones, el episodio se manifiesta de nuevo como la pretensión de chupar rueda de IñEgo de la Serna.
Algunos tenemos bastante clara la situación. El Ayuntamiento de Santander lleva cinco años sin sacar adelante ningún proyecto importante si no es con la colaboración económica de otras administraciones. Como siempre fue, por otra parte. La diferencia es que antes jamás se les escuchó reivindicación alguna, ni queja por maltrato o discriminación. Igual que ahora, las finanzas municipales estaban hechas unos zorros pero entre ellos se lo resolvían sin que salieran a la luz pública los cambalaches para pagar los sobrecostes de obras o los desacuerdos sobre quién se ponía la medalla.
Pero una vez perdido el amparo de sus correligionarios en la administración autonómica surgen todos los problemas. En primer lugar porque el PP elige hacer oposición desde el Ayuntamiento ya que los debates parlamentarios se han convertido en circos. Hoy, los portavoces peperos del Ayuntamiento acusan al resto de defender intereses partidistas pero ¿hay algo más partidista que utilizar una institución para hacer oposición a otra?
Después está la experiencia. La Remonta, la unificación de las Estaciones o el parque de Las Llamas, son ejemplos paradigmáticos de los que entiende el Ayuntamiento por colaboración ‘con patada en el culo incluida’ entre administraciones. En La Remonta no hay viviendas aún por esperar al Ayuntamiento, en Las Llamas han utilizado aquello de ‘paga y calla’, y en la unificación de las Estaciones se ponen la medalla como si los más de 400 millones de euros salieran de las arcas municipales, que va a ser que no.
Pero después de cinco años demostrando que tienen menos cintura que Marujita Díaz en lo que a habilidades sociales se refiere, entendiendo éstas por su incapacidad para las relaciones de colaboración con otras administraciones, el episodio se manifiesta de nuevo como la pretensión de chupar rueda de IñEgo de la Serna.
Algunos tenemos bastante clara la situación. El Ayuntamiento de Santander lleva cinco años sin sacar adelante ningún proyecto importante si no es con la colaboración económica de otras administraciones. Como siempre fue, por otra parte. La diferencia es que antes jamás se les escuchó reivindicación alguna, ni queja por maltrato o discriminación. Igual que ahora, las finanzas municipales estaban hechas unos zorros pero entre ellos se lo resolvían sin que salieran a la luz pública los cambalaches para pagar los sobrecostes de obras o los desacuerdos sobre quién se ponía la medalla.
Pero una vez perdido el amparo de sus correligionarios en la administración autonómica surgen todos los problemas. En primer lugar porque el PP elige hacer oposición desde el Ayuntamiento ya que los debates parlamentarios se han convertido en circos. Hoy, los portavoces peperos del Ayuntamiento acusan al resto de defender intereses partidistas pero ¿hay algo más partidista que utilizar una institución para hacer oposición a otra?
Después está la experiencia. La Remonta, la unificación de las Estaciones o el parque de Las Llamas, son ejemplos paradigmáticos de los que entiende el Ayuntamiento por colaboración ‘con patada en el culo incluida’ entre administraciones. En La Remonta no hay viviendas aún por esperar al Ayuntamiento, en Las Llamas han utilizado aquello de ‘paga y calla’, y en la unificación de las Estaciones se ponen la medalla como si los más de 400 millones de euros salieran de las arcas municipales, que va a ser que no.
El PP no puede soportar que por fin alguien plantee proyectos que van a transformar la ciudad. El PP no puede soportar que sean otros quienes lleven la iniciativa pero es que además, nunca han tenido la ambición de hacer política para la modernidad, siempre les valieron las obras faraónicas, de lavado de cara pero sin ninguna ambición de futuro.
Y quien siempre actúa con deslealtad hacía las otras administraciones comete un grave error porque al final no le queda más remedio que la colaboración aunque ya se ocupan bien de generar la suficiente confusión para que los ciudadanos no sepamos por qué no salen adelante los proyectos.
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