He estado un tres veces en Valencia, una en fallas, otra en navidades y otra en verano. En alguna de esas visitas descubrí la existencia de un producto parecido a las almejas que se llama coquinas. En el Cantábrico no se conoce ese producto. Bien, pues parece que una partida contaminada del mismo procedente de Perú ha provocado varios casos de hepatitis en esa Comunidad Autónoma.
Me llamó mucho la atención porque después de probarlas, consideré que cualquiera que guste de las almejas, sean de la calidad que sean, despreciaría el sabor de semejante imitación desaborida.
No había vuelto a acordarme de mis descubrimientos gastronómicos de la costa levantina hasta que he leído esa noticia que me ha recordado dos conclusiones de mis visitas al Mediterráneo. Una, que en España hay gente que come cosas que yo no sabía que existían, y dos, que el hecho diferencial levantino se basa en la gastronomía y en que no conocen las mareas como las entendemos en el Cantábrico. Mi teoría es que de ahí, y del turismo extranjero, devienen las causas de los extraños crímenes que llenan las cárceles de localidades con nombres tan extraños como Burjasot. Menos mal que, al menos, inventaron la paella.
Por si acaso a alguien le gusta eso de las coquinas, enlazo una receta, aunque ya digo que dónde estén las almejas...
PD. Los valencianos me cayeron muy bien, menos mal!
Me llamó mucho la atención porque después de probarlas, consideré que cualquiera que guste de las almejas, sean de la calidad que sean, despreciaría el sabor de semejante imitación desaborida.
No había vuelto a acordarme de mis descubrimientos gastronómicos de la costa levantina hasta que he leído esa noticia que me ha recordado dos conclusiones de mis visitas al Mediterráneo. Una, que en España hay gente que come cosas que yo no sabía que existían, y dos, que el hecho diferencial levantino se basa en la gastronomía y en que no conocen las mareas como las entendemos en el Cantábrico. Mi teoría es que de ahí, y del turismo extranjero, devienen las causas de los extraños crímenes que llenan las cárceles de localidades con nombres tan extraños como Burjasot. Menos mal que, al menos, inventaron la paella.
Por si acaso a alguien le gusta eso de las coquinas, enlazo una receta, aunque ya digo que dónde estén las almejas...
PD. Los valencianos me cayeron muy bien, menos mal!
3 comentarios:
“Mi teoría es que de ahí, y del turismo extranjero, devienen las causas de los extraños crímenes que llenan las cárceles de localidades con nombres tan extraños como Burjasot.”
XD, creía que era el único que pensaba eso. Hace tiempo incluso tenía una recopilación de crímenes escalofriantes acaecidos en Valencia, pero la perdí en un cambio de PC
Hola Gema,
Gracias por el comentario. En una visita a Barcelona te presento al noño. ¿Que tal todo? Nosotros, "disminuidos" pero peleones. Un beso muy fuerte, y gracias por el comentario.
Jo, pensaba que se me iban a echar los mediterráneos al cuello y resulta que hasta comparten mis teorías... Sergi ;-)
Joan, te sigo de reojo pero me ha encantado enterarme de la buena nueva. Muchos besos y ánimo. Hay que creer en lo que se hace aunque te 'disminuyan' ;-)
PD. Los catalanes me caen tan bien como los valencianos, sé que saben apreciar las almejas del cantábrico.
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